LA SEPARACIÓN

Estaba demostrado que el alimento era el responsable de la esterilidad pero el rey supremo, quien ya estaba senil, creía que el sexo era la causa del problema. Mando a llamar a todas las mujeres para trabajar en un proyecto que salvaría el planeta. Construyeron en secreto una ciudad oculta lejos de la gran burbuja, allí hicieron los laboratorios de genética mas avanzados y se capacitaron a las mujeres en esa nueva ciencia descubierta por el rey supremo. Repitieron la construccion de las maquinas de comida y agua. Enterraron cables larguisimos para llevar energía a la ciudad de las mujeres, la cual estaba en un valle de las montañas de la costa de Zideria pero esto solo lo sabia el rey supremo.

Cuando la ciudad estuvo lista se prohibió por un decreto real las relaciones personales. Obligando a todas las mujeres a permanecer en su nueva ciudad y se colocaron guardias del rey en la entrada para evitar cualquier salida o entrada a la ciudad secreta. Las mujeres no lucharon en contra de eso porque sabían que de esa manera se estaba salvando al planeta y se resignaron a vivir el destino que el rey supremo les había impuesto. Se volvieron maquinas biológicas reproductivas y se prepararon para recibir en sus vientres las células copiadas de muestras traídas de Zideria.

Los ziderianos confiaban en la inmensa sabiduría del rey supremo y por eso también los hombres aceptaron ese nuevo decreto pero le pidieron una explicación científica del porque había separado a las mujeres de los hombres. Ya no había niños y poco a poco se volvían más viejos. Todos querían saber la forma en como se iba a salvar el planeta.

El rey supremo reunió a todos sus súbditos y les explicó sobre la clonación. Engaño a los ziderianos con cuentos de inmortalidad y aseguró haber conseguido una vez mas la solución para el planeta. Fue el primero en clonarse y esa célula la implantaron en un ovulo dentro del vientre de una mujer que se sentía orgullosa por ser la madre del “hijo” del rey supremo. Este paso su infancia en la ciudad de las mujeres pero fue entregado cuando ya no necesitaba de una madre no importaba sus pocos años de vida. Las mujeres tenían una edad establecida para entregar el clon a su respectivo zideriano.

Cuando el rey supremo se vio a si mismo cuando tuvo de frente al clon, un amor profundo incendió su corazón, igual al que siente un padre al ver por primera vez a su hijo. Su copia no tenía su inteligencia ni su conocimiento pero ese amor lo cegó y no pudo darse cuenta. Le dio todos los lujos que se podían imaginar y le enseño a ser flojo y mentiroso. No quiso aprender ningún oficio y el rey supremo nunca lo obligó. Tenia grandes deseos de gobernar, sus ganas le carcomían el alma. Pasaba grandes ratos sentado en el trono imaginándose a todos haciendo reverencias y adulándolo.

Se impuso que todo zideriano estaba en la obligación de ir a un laboratorio especial donde se recolectaban células epiteliales para crear clones y asegurar la preservación de cada uno de los habitantes de Zideria. Esta fue la última voluntad del rey supremo antes de morir, estaba seguro de haber conseguido una solución para su pueblo y murió pensando en volver a despertar en el clon al que consideraba su único y amado hijo.

Todos lloraron amargamente la muerte del rey supremo, hasta su ultimo día había hecho lo posible por ayudar a su gente, su incansable trabajo los había salvado de la destrucción varias veces. Fue para muchos el zideriano mas importante de toda la historia pero su clon o su hijo no derramó ni una sola lagrima por su muerte y se proclamó rey de zideria. Los clones no tenían emociones, no lloraban ni reían, solo eran una copia exacta sin sentimientos pero el rey supremo murió sin poder saberlo.

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